Lo recuerdo sin excusas, sin complejos, lo recuerdo perezoso, deseoso de la rutina que empieza, lo recuerdo preocupado por lo que hoy no vale nada. Lo recuerdo entre dilemas, entre cartas y canciones. Perdido siempre en los detalles, sin verguenza, apreciando lo profundo. Dejó en mi corazón la marca de su amor en un solo segundo. ¿Cómo fuimos a parar de lo más lindo del amor a ésto en un sólo segundo? No recuerdo bien su cara, ni su voz ni su mirada, no recuerdo sus historias ni sus penas ni sus glorias, pero a veces me la encuentro caminando entre mis sueños, y los recuerdos vuelven en un segundo. Me acuerdo de un sentimiento del que ya no somos dueños.