Me muero por suplicarte que no te vayas mi vida. Me muero por escucharte, decir todas las cosas que nunca dije. Pero más me callo y te marchas, mantengo la esperanza de ser capáz algún día, de no esconder las heridas que me duelen al pensar que te voy queriendo cada día un poco más. ¿Cuánto tiempo vamos a esperar? Me muero por abrazarte, y que me abraces tan fuerte, me muero por divertirte y que me beses cuando despierte acomodada en tu pecho hasta que el sol amanezca, me voy perdiendo en tu aroma, me voy perdiendo en tus labios que se acercan susurrando palabras que llegan a este pobre corazón, voy sintiendo el fuego en mi interior. Me muero por conocerte, saber qué es lo que piensas, abrir todas tus puertas y vencer esas tormentas que nos quieran abatir. Centrar en tus ojos mi mirada, cantar contigo al alba y besarnos hasta desgastarnos nuestros labios, y ver en tu rostro cada día, crecer esa semilla. Crear, soñar, dejar todo surgir, aparcando el miedo a sufrir. Me muero por explicarte lo que pasa por mi mente, me muero por entregarme y seguir siendo capaz de sorprenderte, sentir cada día ese flechazo al verte. Qué mas me da lo que digan, qué mas me da lo que piensen, si estoy loca es cosa mía y ahora vuelvo a mirar el mundo a mi favor, vuelvo a ver brillar la luz del sol.