No me vengas a enfermar la cabeza, no te invites a volver a mi vida, no me busques, nunca me encontrarás, tengo asuntos que no pienso convidar. Yo no te debo nada, por eso, cerrá bien cuando te vayas corazón. Deliciosamente no te soporto, y ya no extraño cada beso empalagoso, y no me apuestes que no soy buen jugador, miento un poco pero cada vez mejor. Viví contento en tu profunda soledad, yo duermo en los brazos amigos de mi soledad, soy de nadie.