Te fuiste cansado de estar triste, queriendo darme un beso pero sin poder hacerlo. Te fuiste, mordiéndote los labios sabiendo que mañana si nos vemos, seremos dos extraños. Y te fuiste dejándome con la mano extendida, queriendo alcanzarte. Te fuiste sin saber que yo hice míos tus ojos, tu mirada, tu sonrisa y tu manera de pensar, tus alegrías y tristezas y hasta tu forma de hablar, tus mentiras, tus verdades, cada manera que tienes de amar. Te fuiste y me dejaste perdida, sin hoy y sin mañanas, sin un poco de esperanza, acabaste con lo nuestro lo borraste muy sencillamente y no quieres enseñarme cómo olvido tu recuerdo. Te fuiste y dejaste de ser esa alegría que dura un rato, me clavaste tu recuerdo, pero te pido que no me ignores. Soy de carne, no de piedra, yo tengo sentimientos. Repito, ya te fuiste y me tiraste a un lado. Te fuiste y no volviste.