Duele verte con una mina a la cuál le faltan las ideas y le sobran argumentos, duele verte anestesiado porque así se dio la cosa, porque así quiso tu suerte. Mientras yo espero en el banco de suplentes con la camiseta que me incluye en tu futuro, dándote en el día lo que ella no cumple en las noches. Y acá estoy yo, tu clandestina, que te espera en el escondite para jugar un amor guerrero. Te cierro puertas y ventanas que hasta el mismísimo cielo podría cruzar. Todo pasa mientras duran los besos si lo permite el reloj. Le cierras las puertas y ventanas porque tienes que compensar las caricias que esa hueca no te puede dar. Ya no quedan encuentros furtivos en la soledad, por ahí tu consiencia te castiga por las noches y te alienta en las mañanas, por ahí un día nos quedamos sin futuro, pero vos continuarás con tu teatro. Y sigo esperando un beso atrincherado, de esos que son como agua en el desierto, cuando te sientas culpable. Tómame como al tequila, de un golpe y sin pensarlo, salirás gando querido amigo, aunque pienses lo contrario.