¿De qué sirve hablar, cuando ya te he dicho todo? ¿De qué sirve soñar, si ya me has despertado? ¿De qué sirve leerte, si ya sé como la historia termina? Estás justo a mi lado, pero el hablarte sería retroceder, invocar al pasado. Ya sé lo que dirás, sé hasta donde podré acercarme, sé hasta donde podrás quererme... ¿Lo has olvidado? Ya me dijiste hasta donde puedo seguirte, entonces ¿por qué?, ¿por qué me miras? ¿algo ha cambiado? ¿me has extrañado? ¿qué es diferente?... No sabes, como desearía poder leer tu mente.