Descubrí que el paraíso puede encontrarse en el tacto de una piel suave, que las caricias son más fuertes que los golpes y que los besos
pueden hacerte volar. Descubrí que había sentimientos insospechados en mi interior,
que se puede reír y llorar al mismo tiempo. Descubrí en definitiva, algo tan simple y tan complejo, tan vulgar y tan extraordinario, tan dulce y tan amargo,
como el amor.